Diversos estudios encumbran la marcha nórdica como el deporte más completo, incluso por encima de la natación, pero la técnica –inventada en Finlandia en la década de los treinta del siglo pasado– sigue siendo una gran desconocida en nuestro país. Y eso que para practicarla bastan un par de bastones, calzado y ropa deportiva y un escenario, tanto vale un espacio natural como un circuito urbano.
Toda esa teoría que enumera los beneficios de la marcha nórdica para la salud está ahora a punto de ponerse a prueba con personas enfermas del corazón. El ensayo se hará, a partir de otoño, en el hospital la Paz de Madrid con pacientes que precisan rehabilitación cardiaca tras sufrir un síndrome coronario agudo. La iniciativa parte de una propuesta de Chemary Carrera, formador de marcha nórdica y profesor titulado de esquí de fondo. Este montañero aragonés (vive y trabaja en el valle de Benasque) está convencido de que el ensayo demostrará los beneficios de la marcha nórdica con este tipo de pacientes. Un augurio que basa en su experiencia y estudios sobre esta técnica, así como en el único ensayo similar –realizado en un centro sanitario de Polonia– que le consta que se ha hecho en Europa con afectados por dolencias cardiacas.
"En la marcha nórdica se trabaja, principalmente, con el tren superior del cuerpo", afirma Chemary Carrera. Se ejercitan los brazos, los abdominales, los hombros, el pecho, la espalda... Pero hay más beneficios para la salud. Ese caminar rápido con bastones en ambas manos "propicia también un aumento de la actividad cardiovascular y la oxigenación", añade este formador de marcha nórdica. Y además se consume hasta un cuarenta por ciento más de calorías que las eliminadas durante una caminata normal, sin utilizar estos bastones. El apoyo con ellos reduce, asimismo, la presión sobre las articulaciones. Tobillos y rodillas sufren menos.
Pero, como toda técnica, la marcha nórdica requiere unos conocimientos básicos si se quiere obtener de esa actividad el máximo beneficio para la salud. Chemary Carrera afirma que un par de clases de iniciación y dos días de prácticas "bastan para aprender a coordinar los movimientos, lo que resulta clave para que todo el cuerpo trabaje correctamente". Unas lecciones que pueden ahorrarse los esquiadores de fondo, pues cuando se anda el movimiento de los brazos es muy similar al que se hace sobre dos tablas en la nieve. Y es que la marcha nórdica o nordic walking la inventó un entrenador del equipo finlandés de esquí de fondo, cuando animó a sus corredores a utilizar los bastones de esquí en las caminatas y carreras realizadas durante el verano para no perder la forma.
A partir de ese momento –de eso hace ya más de ochenta años– otros esquiadores de fondo de Europa copiaron el método. Entre principios de la década de los ochenta y mediados de los noventa se publicaron los primeros estudios que destacaban los beneficios para la salud de esta técnica y en 1997 se propuso el nombre de Nordic Walking para su uso internacional. En el año 2000 se constituyó la Asociación Internacional de Nordic Walking (INWA), que desarrolla ya actividades en cuarenta países.
El número de aficionados no para de crecer en las áreas del norte de Europa, mientras que en España y Catalunya el incremento de aficionados aumenta a un ritmo más lento. Y es en las zonas de playa, revela Chemary Carrera, donde más se practica esta técnica. Desde las empresas dedicadas a los deportes de montaña, como es el caso de Maspirineo –de Chemary Carrera– o las que organizan caminatas y carreras en zonas más llanas se está apostando en los últimos años por esta técnica, al estar convencidos de que el número de aficionados a la marcha nórdica crecerá a niveles similares a los del resto de Europa. De ahí que la formación de futuros profesores sea ahora una de las asignaturas pendientes para poder atender esa esperada demanda. Chemary Carrera hace ya años que imparte clases a los universitarios de INEF en Lleida. "Tenemos programado un curso de iniciación y otro para mejorar la técnica", afirma.
Los ensayos clínicos, como el que está a punto de iniciar La Paz o experiencias como la del hospital Sant Rafael de Barcelona, son otro reclamo para captar aficionados. El último centro sanitario ha firmado un convenio con el Patronat de Turisme de Calafell para estudiar los beneficios de la marcha nórdica en usuarios y pacientes. Después de cada salida, los practicantes rellenan unos cuestionarios que entregan en la oficina de turismo.
En Calafell también colaboran con la Universidad de Vigo para el estudio de esta técnica como "actividad física aeróbica, y por lo tanto cardiovascular, tan simple como beneficiosa". El hospital de Santa Tecla, en Tarragona, y los centros de asistencia primaria de Calafell recomiendan a sus pacientes marcha nórdica como receta para sus males.
La italiana Alessia Bertolino, ex campeona del mundo de triatlón y coordinadora de la marcha nórdica en Calafell, destaca que el nivel de exigencia y resultados dependen en buena medida del ritmo y la intensidad del ejercicio. Para adaptar la marcha nórdica a las necesidades de las distintas tipologías de usuarios, en Calafell se han establecido seis rutas, que tanto valen para disfrutar de un momento de ocio como para seguir una recomendación médica. En países como Alemania, el nordic walking ha ganado popularidad como actividad vinculada a la salud y especialmente dirigida a personas con patologías asociadas a la artritis, la obesidad o la diabetes. "La Seguridad Social paga una parte de la terapia", destaca Alessia Bertolino.
Fuente: La Vanguardia